Después de grabar una serie para YouTube titulada "Cena en el taller de artesanía" dije que no volvería a intentar nada audiovisual. Esa experiencia fue agotadora. Lamentablemente, no tengo remedio. Unos meses después me animé a iniciar otro proyecto. En parte porque ya que tengo los medios (cámara, focos, etc.) y en parte porque Fran, José Antonio y otros participantes habituales de mis locuras me animaron a ello. Al afrontar el nuevo reto tenía claro que el formato iba a ser el de una película con una duración aproximada de noventa minutos. También quería que hubiera algo de acción. Escribí un primer guion a principios del año 2019. La trama ocurría en un hospital. Mi intención era grabar en el centro en el que trabajo, que tiene unos pasillos infinitos bastante siniestros. En cuanto tuve el guion contacté con los actores y compré los utensilios que íbamos a necesitar (pistola de simulación, sangre artificial, etc.). Cuando ya estaba todo preparado solicité permiso para grabar en el hospital. Creí que no habría problema ya que íbamos a filmar en zonas sin pacientes y fuera de las horas de más actividad, pero no me lo concedieron. Fue una gran decepción. Estuve a punto de abandonar el proyecto pero como ya tenía el material comprado y a los actores dispuestos decidí escribir un nuevo guion. Lo hice en siete días. No fue difícil porque la mayoría de los diálogos y la trama principal procedían del anterior. Para evitar más líos hice que la mayor parte de las escenas pudieran grabarse en mi casa. Sabía que el resultado no sería el ideal, pero eso facilitaba mucho el rodaje. Finalmente, además de en mi piso, grabamos en casa de mi hermano (todavía tiene el techo manchado de sangre artificial), en el piso de Fran (los créditos de inicio fueron rodados en la propia vivienda de "Clemente"), en casa de Antonio Hernández (gracias, Antonio, una vez más), en las calles de mi barrio y en el coche de Fran.
La grabación la realizamos entre finales de abril y mediados de junio. Fue agotador porque había que combinar nuestras actividades laborales (todos tenemos un trabajo que nos da de comer y en el que tenemos que rendir cuentas) y nuestros compromisos personales con el rodaje. También fue complicado porque coincidir todos para algunas escenas conjuntas era más difícil que resolver el cubo de Rubik. Afortunadamente, pudimos grabar, más o menos, todo lo que teníamos previsto. Entre mediados de junio y mediados de julio terminé el montaje.
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